Hace casi 10 años fue conocido como el ‘asesino serial’ o el ‘asesino de Sucre’. Hoy asegura que su vida tuvo un giro radical, tras conocer a Cristo. Actualmente, cumple una condena de 30 años por asesinato
El pasado 6 de diciembre de 2011, Jaime Cárdenas Pardo, alias ‘El Jhimmy’, fue condenado a 30 años de reclusión, sin derecho a indulto por la muerte de una universitaria. Esa sentencia selló su destino tras las rejas en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro, tras un amplio prontuario de hechos delictivos en los que fue acusado de violación, homicidio y sicariato.
Sus antecedentes lo catalogaron como uno de los reos seriales más peligrosos a nivel nacional, pues es conocido mediáticamente como el ‘Asesino de Sucre’, y él mismo confiesa haber terminado con la vida de 45 personas desde que se inició en el mundo del hampa, según reseña una nota de la web de Opinión.
En mayo pasado cumplió nueve años de estar prisión, y asegura que su vida tuvo un giro radical luego de haber entregado su vida a Cristo. Hoy proyecta su mente hacia varios sueños, uno de los más anhelados: convertirse en pastor de la Iglesia Evangélica y estar al frente de su congregación para “guiar las ovejas” y llevar la palabra de Dios. Además, se declara enamorado y aspira a conformar una familia con su actual pareja.
En una entrevista que concedió al mencionado diario cochabambino, relató estar arrepentido de las “cosas malas” que cometió en el pasado, pero que hoy su presente es más sonriente por los cambios que hizo en su vida.
“Siento alegría de haber vivido, pero arrepentido por las cosas malas, porque hubiera sido mejor mi vida si no las habría cometido. Gozoso de las buenas decisiones, porque gracias a eso soy mejor persona. Mi mundo y mi entorno están mucho mejor. Estoy bendecido, gracias a Dios”, expresó Cárdenas.
Jaime ahora tiene 33 años y asegura que es otro, una persona renovada que se “cimienta en la fe hacia Cristo” para evadir viejos demonios que solían invadir su mente. Se convirtió al cristianismo hace ocho años dentro de la cárcel, cuando predicadores del evangelio se acercaron a él y le transmitieron la palabra.
En ese entonces, dijo que luchaba con apariciones demoníacas que lo atormentaban. “Me enseñaron el poder que hay en el nombre de Cristo Jesús… hubo sucesos que me pasaron, experiencias con demonios. Yo, he reprendido en el nombre de Jesucristo, desaparecieron los demonios. Eso me llevó a creer. Llevo ocho años convertido a Cristo, siempre con Dios por delante”, expresó.
Su vida al interior de la cárcel es activa. Está a cargo de la limpieza y la desinfección de todo el penal de máxima seguridad en el día. Cantar alabanzas, leer, aprender y compartir la palabra de Dios con sus compañeros, es la segunda actividad a la que más se dedica en su diario vivir. “Mi deseo es estar libre para hacer una Iglesia e implementar mejoras para que los jóvenes no caminen así, para que no escojan el sendero equivocado de las drogas y el alcohol”.
Otro de sus deseos es contraer matrimonio y formar una familia con Yasel, su actual pareja; también aspira a hacer música con alabanzas para Dios. “Tengo mi pareja, una hermosa rapera que me ama mucho. Quiero una familia con ella y poder ser feliz. Y (tengo) planes de tener un hijito y ponerle Jhimmy. Todos nos merecemos una segunda oportunidad, esa chance que Dios me ha dado la quiero aprovechar”, expresó.
Según reportes de 2012, Jaime creció en una familia con nueve hermanos y sus padres eran divorciados. Su vínculo con el ambiente del hampa comenzó cuando él tenía 14 años, con su primer robo. A esa edad, según Criminalística, ya aspiraba cocaína. A los 17 cometió su primer asesinato con un arma blanca, luego de un robo. Ha sido acusado de violación, homicidio y de ser sicario. No recuerda a cuántos mató con exactitud.
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