
Entre lágrimas, el conductor y dueño del bus incendiado en Llallagua relató cómo escapó de una emboscada mientras su vehículo, que transportaba a policías enviados a levantar un bloqueo de grupos afines al evismo, era atacado por una turba.

“Ese bus era todo para mi familia… lo han dinamitado, casi a mí me ha dado”, contó entre sollozos. Dijo haber visto a un policía herido de bala, fue golpeado por los manifestantes y obligado por su hijo a abandonar el lugar antes de que el fuego consumiera el vehículo.
“No quería dejar la flota, pero ya no había opción”, lamentó. El hombre pidió al Gobierno asumir responsabilidad por la pérdida, que no solo es material, sino el sustento de su hogar. “¿Dónde voy a estar sin trabajar también?”, cuestionó.
Los enfrentamientos en Llallagua ya dejaron tres muertos —dos policías entre ellos— y varios heridos, en medio de una escalada de violencia en el norte de Potosí.

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