El breve levantamiento de los mercenarios de Wagner contra el Kremlin ha dejado en evidencia las vulnerabilidades en las fuerzas del Gobierno ruso. Las tropas comandadas por Yevgueni Prigozhin lograron adentrarse en Rusia y avanzar rápidamente en un día hasta encontrarse a tan solo 200 kilómetros de Moscú sin oposición del Ejército ruso, un movimiento que los analistas estadounidenses creen que ha sido «planeado con anticipación» y que genera dudas sobre si Prigozhin actuó solo o tuvo apoyos en esta revuelta contra la cúpula del poder militar de Putin.
Rafael Calduch, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la UCM, ha explicado en una entrevista en el Canal 24 Horas de TVE que «es razonable pensar que Prigozhin no tomase una medida como la que adoptó sin que previamente no tuviese constancia de que había apoyos, tanto en el ámbito de las altas jerarquías militares, como también de algunos dirigentes políticos y, probablemente, de algunos oligarcas desde el extranjero».
Una imagen que respalda esta teoría fue captada precisamente tras la toma por parte de Wagner de la sede del Estado Mayor en Rostov. En ella, el jefe de los mercenarios charla tranquilamente con el viceministro ruso de Defensa, Junus-bek Evkurov, y el teniente general del Ejército Vladimir Alekseyev.
En el vídeo, difundido en un canal de Telegram perteneciente al Grupo Wagner, Prigozhin informa a los dos altos mandos del ejército ruso que hasta que «tenga» al Jefe de Estado Mayor, Valery Gerasimov, y al Ministro de Defensa, Sergei Shoigu, sus mercenarios «bloquearán la ciudad de Rostov» e «irán a Moscú». Por su parte, Evkurov y Alekseyev intentan, de forma distendida, convencer al jefe del grupo Wagner de que retire a sus hombres, una petición que Prigozhin rechaza en las imágenes publicadas.
«Es obvio que Prigozhin era la punta de iceberg de un movimiento contra Putin y lo que representa el aparato de Estado de Rusia», sostiene Calduch a este respecto.
Un día después del fin de la rebelión de Wagner, todavía «falta mucha información» que permita atar cabos de lo que realmente ocurrió, añade este experto. Sin embargo, la «humillación» que ha tenido Putin tras esta revuelta tampoco ha pasado desapercibida para la opinión pública rusa, que «se ha dado cuenta de que la realidad es que el país está en una crisis no solo económica, sino también política», sostiene.
Por su parte, los servicios de Inteligencia de Estados Unidos han asegurado que el presidente ruso sabía «al menos con 24 horas de antelación» que Wagner podría responder con una rebelión después de dos semanas de tensión con el Ministerio de Defensa ruso. Sin embargo, desconocen por qué Putin no tomó una respuesta inmediata, indican las mismas fuentes al diario Washington Post. Entre las posibles causas a esta lentitud de reacción se encuentran una falta de coordinación a alto nivel dentro del Kremlin «probablemente por rivalidades internas», añaden.
Asimismo, desde el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), con sede den Washington, creen que Prigozhin se rebeló contra la cúpula militar del Kremlin como «única vía para retener al Grupo Wagner como fuerza independiente». En este sentido, el líder de Wagner «probablemente optó por arriesgarse a usar sus fuerzas en un intento por cambiar el liderazgo del Ministerio de Defensa en lugar de perder por completo el Grupo Wagner», apuntan los analistas. Su única «esperanza real de éxito» era asegurarse deserciones en el seno del Ejército ruso, cosa que finalmente no ocurrió, «sobreestimando sus propias perspectivas», concluyen.
¿Quién es Yevgueni Prigozhin?
Yevgeny Prigozhin es un acaudalado hombre de negocios apodado el ‘Cocinero de Putin’ porque, antes de llegar a dirigir el grupo Wagner, sus empresas se encargaban de proporcionar catering al Kremlin.
Su cambio como un brutal jefe militar surgió luego de los movimientos separatistas apoyados por Rusia en 2014 en el Donbás, en el este de Ucrania. Sin embargo, su popularidad se disparó en Rusia tras la invasión total de Ucrania por parte de Moscú en febrero de 2022.